Un niño imaginativo y soñador se ve obligado a vender su vaca, sin embargo éste la cambia por unos frijoles mágicos que le llevan hasta la casa de un ogro, donde debe atravesar situaciones llenas de humor y peligro. El cuento posee una moraleja que permite al pequeño espectador animarse a conocer el mundo que le rodea tomando en cuenta los límites y peligros que hay en él.